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ORACIONES DIARIAS


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ORACIÓN DEL LUNES
Padre nuestro, que estás en los cielos.
Santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad así en la tierra, como en el cielo.

El pan nuestro de cada día, danos el de hoy,
y perdona nuestras deudas,
así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en la tentación,
más líbranos del maligno, amén.

¡OH, gran Dios! por quien todo se ha librado,
líbrame de todo mal.
Oh, gran Dios, que has concedido
tu consuelo a todos los seres,
concédemelo también. Oh, gran Dios,
que socorriste y ayudaste a quien
te lo ha suplicado,
ayúdame y socórreme en todas mis necesidades,
mis penalidades, mis trabajos,
mis peligros; líbrame de todos los obstáculos
y de las emboscadas de mis enemigos
tanto visibles como invisibles,
en el nombre del Padre.
Que ha creado el mundo; en el nombre del Hijo,
que lo ha redimido; en el nombre del Espíritu Santo,
que ha ejecutado la ley en toda su perfección.
Yo me inclino a tus pies y me pongo
bajo tu santa protección, Así sea

Que la bendición del Dios Padre,
quien con una sola palabra lo creó todo,
sea siempre conmigo, Así sea

Que la bendición del Hijo,
Nuestro Señor Jesucristo Dios viviente,
sea siempre conmigo. Así sea

Que la bendición del Espíritu Santo,
con sus siete dones, sea siempre conmigo. Así sea.
Que la bendición de la Virgen Maria.
Madre Inmaculada, sea siempre conmigo. Así sea.


ORACIÓN DEL MARTES



Padre nuestro, que estás en los cielos.
Santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad así en la tierra,
como en el cielo. El pan nuestro de cada día,
danos el de hoy, y perdona nuestras deudas,
así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en la tentación,
más líbranos del maligno, amén.

Oh, gran Dios Creador,
Salvador y Glorificador
Haz. Oh Padre celestial,
que la bendición de los Santos Ángeles.
Arcángeles, Serafines, Querubines,
Tronos, Poderes y Virtudes, sean siempre conmigo.
Así sea.
Que la bendición de todos los cielos
y la de Dios Omnipotente sea conmigo. Así sea.
Que la bendición de los Patriarcas, Profetas,
Mártires, Confesores.
Vírgenes y de todos los Santos,
sea siempre conmigo. Así sea.
Que la bondad y misericordia infinitas de Dios
me den la firmeza necesaria
para no caer en los lazos del demonio
y me libren de ser víctima de sus asechanzas. Así sea.
Que la majestad de
Dios Todopoderoso me sostenga
y me proteja; que su bondad infinita me guíe:
que su caridad sin límites me inflame;
que su divinidad suprema me conduzca,
que el poder del Padre me conserve;
que la sabiduría del Hijo me vivifique:
que la virtud del Espíritu
Santo me ilumine. Así sea.
Oh Jesucristo. Único Hijo de Dios vivo,
yo te pido
Que estés siempre como muralla
infranqueable entre mis enemigos,
visibles e invisibles, y este pobre pecador. Así sea.

ORACIÓN DEL MIERCOLES


Padre nuestro, que estás en los cielos.
Santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad así en la tierra, como en el cielo.
El pan nuestro de cada día, danos el de hoy,
y perdona nuestras deudas,
así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en la tentación,
más líbranos del maligno, amén.


Oh. Emmanuel, defiéndeme contra el enemigo
maligno y contra todos mis enemigos,
visibles e invisibles, y líbrame de todo mal.
Jesucristo ha venido con la paz,
Dios hecho hombre,
que pacientemente ha sufrido por nosotros.
Que Jesucristo, Rey generoso,
esté siempre entre mis enemigos y yo,
para defenderme. Así sea.
Jesucristo triunfa; Jesucristo reina;
Jesucristo manda. Que Jesucristo me aleje de todo mal
y me dé laPaz que ansió.
He aquí la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo.
Enemigos: huid ante su presencia.
El león de la tribu de Judá ha vencido;
la raza de David ha sufrido.
¡Aleluya, aleluya, aleluya!
Salvador del mundo:
por tu preciosa sangre, socórrame;
por tu Cruz bendita, guíame;
por tu bondad infinita, protégeme:

por tu poder supremo, sálvame. Yo te lo
ruego. Dios mío, Agios Theos, Ischyros, Athanatos,
Eleyson, Himas, Dios Santo, Dios fuerte,
Dios misericordioso e inmortal,
ten piedad de mí, de esta criatura tuya,
se mí sosten, no me abandones,
no desoigas mis plegarias,
oh Dios de mi salvación,
ven siempre en mi ayuda. Así sea.

ORACIÓN DEL JUEVES


Padre nuestro, que estás en los cielos.
Santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad así en la tierra, como en el cielo.
El pan nuestro de cada día,
danos el de hoy, y perdona nuestras deudas,
así como nosotros perdonamos
a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en la tentación,
más líbranos del maligno, amén.

Ilumina¡oh, Emmanuel!,
mis ojos del espíritu con la verdadera luz,
para que no permanezcan cerrados
en un sueno que, pudiera inducirme a tratar
con injusticia a mis amigos
o enemigos, porque Jesús, dijo;
Amar debéis a vuestros enemigos.
¡Oh, dulcísimo Jesús consérvame,
ayúdame, sálvame.
En tanto que el Señor esté conmigo
no temeré la maldad de mis enemigos
¡Oh dulcísimo Jesús!
que en sólo pronunciar tu nombre
toda rodilla se doble, tanto celeste,
como terrestre,
como infernal, y que toda lengua
publique que Nuestro Señor Jesucristo
goza de la gloria de su Padre. Así sea.
Sé perfectamente que tan pronto
como invoque al Señor,
en cualquier día y hora en que lo haga
seré salvado en aquel mismo instante.
Dulcísimo Señor Jesucristo,
Hijo amado del Gran Dios vivo,
que has hecho tantos y tan grandes milagros,
por el poder de tu preciosísimo nombre,
puesto que por Él, y por su virtud,
los demonios huyeron,
los ciegos recobraron la vista,
los sordos oyeron, los cojos anduvieron,
los mudos hablaron, los leprosos se vieron limpios,
los enfermos curaron y los muertos resucitaron;
porque tan pronto como se pronunciaba
el dulce nombré de Jesús,
todas las tentaciones desaparecían,
todas las disputas cesaban,
todas las luchas entre el mundo, el demonio y
la carne quedaban extinguidas y
sentíase el ser lleno de todos los bienes celestiales,
porque cualquiera que invoque
el santo nombre de Dios será salvo
por los siglos de los siglos. Así sea.

ORACIÓN DEL VIERNES



Padre nuestro, que estás en los cielos.
Santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad así en la tierra,
como en el cielo. El pan nuestro de cada día,
danos el de hoy, y perdona nuestras deudas,
así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en la tentación,
más líbranos del maligno, amén.

Oh, dulce nombre de Jesús,
Nombre de vida, de salvación,
de alegría: nombre precioso,
radiante e inefable: nombre que conforta al pecador,
nombre que salva,
guía y gobierna todo.
Que te plazca, oh Jesús, alejar de mí al demonio
y los malos pensamientos. Ilumíname,
Señor, que ciego me encuentro;
disipa mi sordera, pues estoy sordo;
enderézame, pues soy cojo,
devuélveme la palabra, que mudo soy;
cura mi lepra, porque estoy contaminado;
sáname, porque estoy enfermo,
y resucítame, porque estoy muerto.
Rodéame por todas partes,
tanto por fuera como por dentro,
a fin de que, estando fortificado con tu santo nombre,
viva siempre en Ti, alabándole y honrándote;
porque todo a Ti se debe.
Que Jesús esté siempre en mi corazón.
Así sea.:
Que Jesús no me abandone y me guíe. Así sea.
Que Jesús me libre de odiar tanto a mis amigos cómo a mis enemigos. Así sea.
Que Jesús no permita que anide
en mi corazón la envidia. Así sea. :
Loor, honor y gloría te sean dados,
ioh Jesús mío! por los siglos de los siglos, Amén.

ORACIÓN DEL SÁBADO



Padre nuestro, que estás en los cielos.
Santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad así en la tierra,
como en el cielo.
El pan nuestro de cada día,
danos el de hoy, y perdona nuestras deudas,
así como nosotros
perdonamos a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en la tentación,
más líbranos del maligno, amén.

Oh, Jesús hijo de María,
Salvador del mundo.
Que el Señor me sea favorable
y me conceda una inteligencia clara
y santa y una voluntad firme para tributarle
el honor y el respeto que le son debidos.
Nadie pudo poner sobre
Él la mano, porque su hora aún
no había llegado. Es el que ha sido,
es y será siempre:
Dios y Hombre, principio y fin.
Que esta oración que le dirijo
me preserve de los ataques de mis enemigos.
Así sea.
Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos
y Redentor del mundo,
Hijo de la Virgen María, Madre Inmaculada,
ten piedad de mí, pobre pecador,
que ante Ti se humilla;
guíame según tu dulzura,
por el camino de la salvación eterna
y concédeme la dulce paz que ansío. Así sea.
Cuando Jesús cumplía su misión
redentora sobre la tierra,
los sacerdotes judíos lo hicieron prender,
y el Hijo de Dios,
sabedor de cuanto había de sucederle,
se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis?
A Jesús de Nazaret. le respondieron,
Y Jesús les contestó: Yo soy.
Judas, que debía entregarlo, entre ellos estaba,
y dijo: El es. Y todos cayeron en tierra
¿A quién buscáis?,
volvió a preguntar Jesús A Jesús de Nazaret,
respondieron otra vez.
Ya os he dicho que soy yo,
repuso Jesús, y si es a mí a quien buscáis,
dejad marchar a aquéllos, -
dijo, señalando a sus discípulos-.
La lanza, los clavos, la cruz, las espinas,
la muerte que has sufrido, prueban,
¡Señor!, que has borrado los crímenes
de los miserables.
Por las cinco llagas de tu cuerpo sagrado
y por la traición del apóstol Judas,
yo te pido, mi buen Jesús,
me preserves de las emboscadas y
traiciones de mis amigos y de mis enemigos,
hasta la hora de mi muerte. Amén.
Jesús es la vida. Jesús es la estrella.
Jesús ha sufrido, Él es la verdad;
Por eso pasó entre ellos sin que nadie
osara poner su mano sobre É!.
Porque su hora no había llegado.
Yo os ruego, divino Jesús,
tengáis piedad de mí. Así sea.

ORACIÓN DEL DOMINGO


Padre nuestro, que estás en los cielos.
Santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad así en la tierra,
como en el cielo.
El pan nuestro de cada día,
danos el de hoy,
y perdona nuestras deudas,
así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en la tentación,
más líbranos del maligno, amén.

Libramé Señor, yo te lo ruego de todo corazón,
de cuantos males presentes y futuros,
tanto del alma como del cuerpo;
dame por tu bondad la paz y la salud,
y seme propicio a mí, que soy hechura tuya,
por intercesión de la bienaventurada Virgen María
y de los Apóstoles San Pedro,
San Pablo, San Andrés y todos los Santos.
Concede la paz a tu criatura y
la salud Durante mi vida,
a fin de que, estando asistido
por la ayuda de tu misericordia,
jamás pueda ser esclavo del pecado
ni abrigar el temor de ningún desfallecimiento;
por el propio Jesucristo, tu hijo.
Nuestro Señor, que siendo Dios
vive y reina en la unidad del Espíritu
Santo por los siglos de los siglos. Así sea.
Cordero de Dios,
que te has dignado nacer saliendo
de las entrañas de la Virgen María:
que estando en la Cruz lavaste al mundo de pecados,
ten piedad de mi alma y de mi cuerpo.
Cristo, Cordero de Dios,
inmolado para la salvación del mundo,
ten piedad de mi alma y mi cuerpo.
Cordero de Dios,
por el cual todos los fieles son salvados,
dame tu paz,
que ha de perdurar en esta vida
y en la otra. Así sea.



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